¿Cómo me cuido del sol sin dejar de disfrutar?

No se trata de evitar el sol por completo, sino de saber cómo exponerse de manera segura. Con pequeños cambios en tu rutina podés reducir enormemente el riesgo de daño solar y cáncer de piel.

Hábitos que cuidan

-Usá protector solar de amplio espectro (FPS30 o más como SunStick) todos los días, incluso en invierno o con nubes.
-Reaplicalo cada 2 horas, especialmente si nadás o transpirás.
-Evitá el sol entre las 10 y las 16 hs., cuando la radiación es más fuerte.
-Usá ropa protectora, sombreros y anteojos de sol.
-Revisá tu piel periódicamente. Si notás manchas o lunares nuevos, que cambian o no cicatrizan, consultá con un dermatólogo.
-Evitá las camas solares.

Incluso en días nublados, los rayos UV atraviesan las nubes y pueden causar daño.

¿Qué protector solar elegir?

No todos los protectores son iguales. Estas claves te ayudan a elegir mejor:

Filtros minerales (como el óxido de zinc o dióxido de titanio):

  • Protegen desde el momento de la aplicación.

  • Son seguros para pieles sensibles.

  • Son mejores para el medio ambiente.

 Filtros químicos:

  • Requieren 20 minutos para hacer efecto.

  • Algunos ingredientes pueden generar irritación o controversia.

 Fórmulas resistentes al agua:

  • Ideales para deportes, playa, montaña o juegos al aire libre.

👉 En Ozone usamos filtros físicos minerales, porque creemos en una protección segura y consciente para vos y el planeta.

¿Y si ya me quemé?

Te dejamos algunos primeros auxilios si te excediste:

Aplicá compresas frías o gel de aloe vera.
Hidratate bien.
No te peles ni revientes ampollas.
Usá cremas humectantes naturales.

Pero lo más importante es prevenir para no tener que curar.

 

Tu piel no olvida. Lo que hoy parece una quemadura leve, mañana puede convertirse en una señal de alerta. Hacer del protector solar un hábito diario es una decisión simple, pero poderosa.

 

El sol es fuente de vida. Cuidarnos del daño que puede generar, también.